LAS CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA NO DETERMINAN LA BONDAD DE DIOS

9 de abril de 2020

«Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.» – Juan 16: 33

¿Por qué ocurre que cuando las circunstancias empeoran, entonces nuestra fe en muchas ocasiones flaquea? En lugar de creer que Dios sigue teniendo el control, sin importar lo bueno o lo malo que sea la circunstancia, dejamos que los desafíos de la vida eclipsen y apaguen así lentamente nuestra fe en Dios.  Al final ocurre que el miedo puede reemplazar por completo nuestra fe. Puede que estés experimentando esto ahora mismo mientras haces un balance de lo mucho que ha cambiado y afectado tu vida por las últimas semanas de la amenaza del COVID-19. Han sido afectadas nuestras rutinas diarias, hábitos, nuestros trabajos, nuestras finanzas. Cuando la vida cambia de la noche a la mañana, nuestra fe puede ser sacudida… pero no tiene por qué desmoronarse nuestro mundo interior.

Pedro entendió esto bien. De hecho, Pedro vivió esto.

 Durante tres años, Pedro siguió a Jesús como un discípulo amado y por lo tanto intimo de Jesús, él fue uno de los 12 discípulos. Pedro fue parte del ministerio terrenal de Jesús, Pedro lo vio todo desde la primera fila: curaciones milagrosas, enseñanzas poderosas y declaraciones impactantes. Como la mayoría de los seguidores de Jesús, Pedro asumió que Jesús iba a redimir a los hijos de Israel como el tan esperado Rey de los Judíos. Así que, pueden imaginar su sorpresa cuando Jesús fue arrestado y sentenciado a muerte en la cruz. Esto no era como se suponía que iba a ser la historia de Israel, al menos no según Pedro. Y esto nos comunica una brecha enorme entre las expectativas y las circunstancias actuales.

Después del arresto de Jesús, los discípulos estaban tan abrumados por el miedo que huyeron (Marcos 14:50). ¿Cómo pudieron las cosas desviarse tanto de la dirección que tenía? Las cosas estaban tan mal que incluso Pedro, llamado la «roca» por Jesús (Marcos 3:16), se desmoronó hasta en tres ocasiones negó cualquier asociación con Él (Mateo 26: 69-75).

Cuando las circunstancias de la vida no estuvieron a la altura de las expectativas, los seguidores más cercanos de Jesús perdieron la esperanza y se entregaron con todo al miedo. Y a pesar de eso, la historia no había terminado. Jesús no sólo superó la muerte en la cruz al resucitar al tercer día, sino que se preocupó lo suficiente como para redimir específicamente su relación con Pedro (Juan 21:15-17).

La lección para nosotros en la historia de Pedro es que las circunstancias de la vida no determinan la bondad de Dios. Incluso cuando la esperanza parece perdida y el miedo se nos pone sobre la mesa para que lo abracemos, nuestra fe no tiene por qué flaquear. ¿Por qué? Porque incluso cuando la historia parece que termina, Dios nos revela que tenía otros planes.

¿Los acontecimientos actuales han sacudido tu fe? A medida que nos acercamos al Domingo de Pascua, de resurrección, espero que veas con total claridad que la victoria final es de Dios, llénate de nuevo con la esperanza que hace sombra a todas las malas circunstancias que puedan traer la vida terrenal, porque Dios sigue siendo bueno. Dios es digno de nuestra confianza porque Jesús ha resucitado y eso marca la diferencia y nuestro presente.