Muéstrame quien soy en Cristo

20 de agosto de 2018

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas. Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; a saber, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación. Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; en nombre de Cristo os rogamos: ¡Reconciliaos con Dios! Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él. 2 Corintios 5:17-21

La búsqueda de nuestra identidad es una labor en la cual todos participamos. Definimos nuestra identidad con cosas como:

  • El lugar de dónde venimos;
  • La escuela a la que asistimos;
  • El trabajo que desempeñamos;
  • Los logros y reconocimientos que hemos alcanzado;
  • Nuestro interés y los pasatiempos que tenemos;
  • La ropa que vestimos y el auto que conducimos.

Algunos de los factores que impactan nuestra identidad son más pasivos que esos. Sabemos que ellos existen, pero no nos gusta admitirlo. Se trata de cosas que no queremos que las otras personas vean—por ejemplo la manera que nosotros nos vemos a nosotros mismos:

  • Cosas que otras personas nos han hecho;
  • Cosas que hemos hecho por las cuales no nos sentimos orgullosos;
  • Los temores que tenemos;
  • La vergüenza que cargamos.

Yo veía a las personas a través de la labor que ellos desempeñaban y por la manera que se veían. Incluso veía a Jesús como un mero hombre. Todo lo que me importaba era lo que yo podía ver. Me consumían los patrones del mundo y mi identidad estaba envuelta en torno a la manera que yo desempañaba mis obligaciones. ¡Pero ya no! 2 de Corintios nos muestra un tipo totalmente diferente de identidad—no está basada en lo que hemos hecho y en lo que hemos adquirido—sino que es una identidad basada únicamente en lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo.

Mis amigos, aquí les presento todo lo que verdaderamente importa:

  • No quien tú eres, sino de quien eres.
  • No de dónde eres, sino hacia dónde vas.
  • No en que tú trabajas, sino ¿a Quién tú conoces?
  • No lo que has logrado, sino ¿qué tú has recibido gratuitamente?

Hay una nueva identidad para los que están en Cristo Jesús. Todas las cosas viejas pasaron; están muertas y enterradas, ¡he aquí, son hechas nuevas! Jesucristo se hizo pecado por nosotros. Él tomó nuestro lugar y murió por nuestra culpa y vergüenza. En Cristo, tú recibes una nueva identidad. Llegas a ser la justicia de Dios. La imagen propia de Su amor y de Su gracia es una vida que ha sido reconciliada con Él. ¿No quisieras obtener ese tipo de identidad?

 

Tomado de un mensaje predicado por George Wright, Pastor de Cedarcrest Church